miércoles, 17 de octubre de 2012

En defensa del idioma español


  La llegada a América, del idioma español (como la cuenta Sergio Zamora) es a través de los viajes de Colón, y comienza con la necesidad de los españoles de comunicarse con los indígenas que habitaban éstas tierras, recurriendo primero a los gestos. Luego, los interpretes europeos y la iglesia pretendieron educar a niños y jóvenes, obteniendo buenos resultados, pero insuficientes. Finalmente la hispanización de América sólo fue posible con la convivencia entre españoles e indígenas y la mezcla de culturas, siendo nosotros herederos de este idioma tan vasto.

El idioma español cuenta hoy con casi 400 millones de hablantes en todo el mundo, y es la segunda lengua más estudiada, superada sólo por el inglés (Según César Molina, director del Instituto Cervantes). El español es uno de los idiomas más ricos  por su cantidad de fonemas y sus variaciones dentro de la misma lengua, si comparamos un texto escrito en español a uno escrito en inglés, para el texto en español necesitamos un 20% más de palabras. Nuestra lengua tiene una variedad de palabras que la colman de matices, pero pocos son los que realmente logran utilizarla de ésta forma. Un estudio afirma que “En promedio los hablantes usamos 300 palabras para comunicarnos  de 283 mil palabras, aproximadamente el 0,10% de las posibilidades del idioma”.

 La palabra idioma proviene de una raíz griega que significa “lo propio”.Cada lengua es una visión del mundo que sustenta una cultura o una civilización. No hay nada más importante y constitutivo de la identidad que la propia lengua, que siendo un componente más del sistema cultural de cada pueblo, ocupa un papel privilegiado por su capacidad de simbolizar, interpretar y, por ende, comunicar. La lengua es el componente fundamental de la sociedad, pues permite la interrelación entre las personas que la componen.

La utilidad de la lengua no es sólo como medio de comunicación, sino muchas veces como medio de opresión, que ejercen grandes potencias, al imponer su supremacía en países colonizados militarmente o, de forma más sutil, infiltrando su idioma por medio de una colonización cultural. La defensa de la lengua propia, por parte de los pueblos invadidos, se torna en una resistencia, que adquiere dimensiones políticas como una forma de oponerse a la invasión. (1)


Entendemos la importancia del idioma, como componente fundamental en la unidad de los pueblos, y sostenemos su defensa como pilar de la necesaria integración regional de los países latinoamericanos, para lograr la independencia cultural y económica y la soberanía política. Por esto destacamos el idioma español, que además de su importancia como lengua natural, es compartido por 19 de los 23 países que integran la América del Sur.

 Siendo tal la relevancia de nuestra lengua es, a la vez, amenazada por los medios de comunicación y la cultura iconográfica, que privilegia la imagen por sobre la palabra. La pobreza expresiva, el vocablo reducido, construcciones sintácticas incorrectas, son algunos ejemplos que reflejan los medios, tomando en cuenta también los estereotipos impuestos por los mismos: personajes que gozan un inmerecido prestigio social y se convierten en modelos a seguir.

 Además debemos analizar la irrupción de las nuevas tecnologías, como Internet, que introduce otras variantes de comunicación, tales como: mail, chat, redes sociales, donde el protagonismo lo acaparan las imágenes y la necesidad es la inmediatez. Otro ejemplo de inmediatez y economía verbal, son los llamados “sms” o mensajes de texto. Estas formas de establecer y mantener relaciones no solamente deforman la escritura, sino que atentan contra los vínculos personales y la misma oralidad, coartando y modificando los hábitos de habla.
 Y como si esto fuera poco, el inglés irrumpe en nuestras vidas cotidianas a través de los ya mencionados medios, jaqueando al idioma español. Una nota, publicada por el diario La Nación el 24 de Mayo de 2010, afirma, a través de una encuesta, que ésta tendencia de utilizar más palabras en idioma extranjero, creció con el paso del tiempo: ocho de cada diez argentinos declaran que es más habitual hoy que hace 10 años. El 57% de la población considera que el fenómeno es parte inevitable de la globalización. El 35% de los argentinos reconoce hacer uso de manera cotidiana de palabras en lenguas extranjeras. "Creo que estos cambios en el léxico son formas en las que se exhiben ciertas relaciones de poder y vínculos de pertenencia", opinó la semióloga y analista del discurso María Elena Ques, consultada por LA NACIÓN.
 Fontanarroza  hace una reflexión, de forma sarcástica, acerca del uso que le damos al inglés día a día:“a las comidas frías “lunchs”, a los repartos de cine “casting”, Argentina ya no es la misma… Ahora es mucho más moderna. Durante muchos años los argentinos estuvimos hablando en prosa sin saberlo y lo que todavía es peor, de lo atrasados que estábamos, sin darnos cuenta. Los chicos leían revistas en vez de “comics”, los jóvenes hacían asaltos en lugar de “parties”, los estudiantes pegaban carteles sin saber que eran “posters”, los empresarios hacían negocios en vez de “bussines” y los obreros (tan ordinarios ellos) al mediodía se traían la vianda en lugar de usar “lunchera”. Yo en la escuela hice muchas veces “aerobics” pero en mi ignorancia pensaba que estaba en la clase de gimnacia”.
Frente a éste inminente avasallamiento de nuestro idioma, es fundamental plantearnos la defensa del mismo como una resistencia cultural, pero también debe plantearse como política de Estado, para frenar el avance degenerativo sobre nuestra lengua, entendiéndola como pilar fundamental de la integración regional.
 Alex Grijelma señala que “el gobierno debe inmiscuirse en las palabras que empleen los hablantes o la sociedad privada en general…Pueden lograr que las empresas y organismos estatales no utilicen los extranjerismos en sus anuncios, convertir las emisoras y televisiones públicas en modelos idiomáticos de prestigio… Redactando leyes”.

En Argentina, ¿tenemos alguna ley que ampare la defensa del idioma español?
  
Si. En la actual Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual hay dos cláusulas que son importantísimas para la defensa del idioma. El articulo 10 de la ley, titulado: “Más contenidos nacionales”, dice que: “Los servicios de TV abierta deberán emitir un mínimo de 60% de producción nacional; con un mínimo de 30% de producción propia que incluya informes locales”, y “Los servicios de televisión por cable no satelital deberán incluir como mínimo una señal de producción local propia. También deberán incluir una grilla de señales originadas en países del MERCOSUR y  en países latinoamericanos”. Además: “Las radios privadas deberán producir un 50% de producción propia, que incluya noticiero o informativos locales. El 30% de la música emitida deberá ser de origen nacional. Quedaran eximidas emisoras dedicadas a colectividades extranjeras o temáticas”.
Y el artículo 20 de la Ley sobre cine nacional: Se establece, por primera vez la fijación de una cuota de pantalla. Los canales de televisión abierta y de cable deberán exhibir de forma obligatoria y en estreno televisivo ocho películas nacionales por año.          
 Éstas medidas, que modifican los contenidos difundidos por los medios de comunicación, incluyen  mayor transmisión de contenidos nacionales, vale decir, en idioma español, lo que contribuye a la defensa de la lengua en el ámbito mediático. Pero aún queda mucho por realizar en distintos ámbitos  como son la educación, el arte y la cultura.        

Es a través de la lengua que conocemos el mundo, lo dotamos de sentido y transmitimos ese sentido; a través de ella creamos vínculos estables y nos interrelacionamos; no es una mera herramienta comunicacional, sino un instrumento del pensamiento, defender nuestro idioma es defender nuestra identidad como latinoamericanos y los vínculos comunes que nos unen, defendiendo así nuestra independencia cultural, económica y política.

(1) Nociones de sociolingüística - Jualia Amadeo

martes, 16 de agosto de 2011

Crónica de un resultado anunciado...


Si bien, era esperada la victoria en las urnas de Cristina Fernandez de Kirchner, los resultados finales y las abismales diferencias de más de 35 puntos  con el segundo y tercer puesto sorprendieron a más de uno. La presidenta se impuso con el 50,07 % de los votos, triunfando en 23 de los 24 distritos electorales, (hasta en las provincias y distritos más reacios al oficialismo como la Capital Federal  y Córdoba, además de  zonas agrarias, en las que sacó de un 40 a un 59% en su mayoría). Quedando muy por debajo en segundo lugar, Raúl Alfonsín con un escaso 12,17% y en tercer puesto Eduardo Duhalde con el 12,16%.


Ésta clara manifestación en las urnas de la voluntad de la mayoría de los argentinos no puede ser casual o fruto de la compasión popular hacia una mujer que ha quedado viuda, como recalcaban algunos sectores de la oposición antes de las elecciones. Sino producto de la decisión de un pueblo que hoy ve mejoradas sus condiciones de vida.

 Y ésto no se debe a demagogias, sino a decisiones políticas que han cambiado el rumbo de la Argentina desde el 2003 a la fecha, con medidas que tienden a la redistribución de la riqueza y al crecimiento económico, la soberanía política y la justicia social.


Una de las principales medidas tomadas desde el 2003 ha sido, sin duda, la reestructuración de la deuda pública y el pago al Fondo Monetario Internacional, cuyas recetas ya no tienen incidencia  en nuestra política económica con ajustes estructurales, como sucedía durante los 90´.


Pero además de ésto, gracias a la inversión industrial que disminuyó los niveles de capacidad ociosa instalada, lo que posibilitó un incremento en la productividad, se  generaron más de 5 millones de puestos de trabajo. En materia laboral cabe destacar la recuperación de los convenios colectivos, lo que ha aparejado un incremento en el número de afiliados a los sindicatos. El aumento del piso mínimo del impuesto a las ganancias, por lo cual gran cantidad de trabajadores dejarán de tributar y verán mayor rendimiento en sus ingresos. Se ha dado media sanción a la Reforma de la Ley de Quiebras, que les brinda prioridad a los trabajadores en la licitación de empresas a punto de cerrar para adquirir el control de las mismas y poder administrarlas en cooperativas, evitando las pérdidas de sus puestos de trabajo. Y un proyecto de ley que regula el trabajo de las empleadas domésticas se encuentra en el Senado.

Otra de las medidas centrales fue la recuperación para el Estado de la administración de los recursos de los trabajadores, vale decir, la nacionalización de las ex AFJP, que además de una mejora en las jubilaciones permitió la implementación de la Asignación Universal para más de 3.800.000 chicos, y que fue causa de un aumento del 25% en la matrícula de las escuelas a comienzos del 2010, además de los controles de salud obligatorios que representan una mejora en la calidad de vida de los sectores más postergados. En 2011 se extendió éste beneficio a las embarazadas. Ésta medida, a su vez genera un incremento en el consumo interno, ya que aumenta la capacidad de gasto de estos sectores.  


No se puede dejar de destacar tampoco, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que significa una desconcentración de los monopolios mediáticos, que manejaban la opinión pública desde 1976, imponiendo el discurso único de los sectores más concentrados de la economía, vinculados al capital financiero y la banca internacional, expropiando a los argentinos la discusión de los asuntos públicos. Hoy en día, se ha  recuperado, tímidamente, en la sociedad el debate y la discusión política.


 Es importante mencionar también, la creación de la UNASUR, como herramienta política que reúna a las Naciones de América Latina, camino a la tan necesaria integración, que derive en la unión de los pueblos, en vista del progreso y la emancipación cultural y económica, de cualquier dominación extranjera. En éste marco, actualmente se encuentra en marcha el Banco del Sur, que permitirá la creación de un fondo de reservas, el aumento del intercambio regional y la desdolarización en el comercio. Garantizando la soberanía económica y financiera. 


Todas éstas medidas, que representan una mejora en la calidad de vida de los argentinos y que se vieron reflejadas en el resultado electoral del último domingo, son  sólo parte de lo que hay que hacer, ya que aún tiene vigencia la ley de convertibilidad que permite cambiar pesos a dólares para así poder fugarlos enviando nuestras riquezas al exterior, (lo único que se ha modificado es que en lugar de paridad cambiaria, uno a uno, tenemos un tipo de cambio alto). Falta todavía recuperar por parte del Estado la administración del crédito para reorientarlo a la producción, y generar industria pesada o de base; el control y la explotación de nuestros recursos naturales no renovables por parte del Estado Nacional, que hoy en día se encuentran provincializados y  en manos de empresas extranjeras, dejando sólo el 3% a la provincia en concepto de regalías; entre otras cosas. Pero caminamos en ese rumbo.

 Esperamos que la legitimidad popular otorgada a este gobierno sea el respaldo para la profundización y realización de lo que queda por hacer. Para lograr una Argentina más justa, libre y soberana.